martes, 7 de marzo de 2017

No regatees, baila


En el mar no hay camino, no hay carreteras, y cada barco va construyendo su circuito a la siguiente boya. Esa estela queda determinada por dos variables:
      1.- Viento y corrientes
      2.- Los demás barcos
La elección de camino no tiene porque ser la más rápida ni la mejor, porque por seguridad si vamos primeros podemos elegir un camino malo pero marcando a la flota y de esa manera impedir las sorpresas.
Para los principiantes es muy complicado explicarles como han de elegir ese camino. Les cuesta ver los roles, les cuesta ver su posición relativa con respecto a los demás barcos. Pero incluso a los que son más avezados o experimentados a veces tienen un día espeso, o problemas en su barco, que les impiden estar atentos a lo que sucede fuera.

Es entonces cuando hay que aprender a bailar, si a bailar en el campo de regatas. Se trata de ver la flota como un grupo de baile. En la mayoría de las regatas, toda la flota suele estar en algunos momentos amurada a estribor o amurada a babor. Los roles, las corrientes, las rachas, las layline marcan esta coreografía. Los que están delante ven y oyen al director de la orquesta antes que el resto. Están más cerca de esas ordenes que suelen marcar los cambios de viento en dirección e intensidad, y cuando los de delante viran  marca la orden para que los demás le acompañen, y así los de detrás van posicionándose buscando ese lugar donde pueden bailar sin que el de al lado les haga caer y obligar a irse del baile.


Esto que cuento es más difícil de explicar que de ver. En la próxima regata intentar ver la flota como un grupo de baile y busca bailar al mismo paso, en la misma dirección y con el mismo ritmo, Eso hará que siempre estéis ahí dentro del grupo, disfrutando de la melodía de la regata, buscando y aprovechando cualquier oportunidad para hacer de solistas, pero sin olvidar meternos de nuevo en el grupo, siguiendo la coreografía.

La flota, siempre suele buscar las mejores opciones y la mayoría de las veces la encuentra. Pensar que somos más listos que la flota, nos puede dar alguna vez un buen rédito, pero será ocasional.

Aprende a bailar con la flota y empezaras a disfrutar sin quererlo de la melodía de las regatas.

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