martes, 11 de junio de 2013

Despacio, pero firme


Desde hace casi un mes tenemos unos pintores que están dejando como nueva la escalera comunitaria del despacho, lo hacen de manera concienzuda, vamos que lo están pintando todo, paredes, techos, puertas, barandillas, etc. Para ello incluso instalan andamios según la conveniencia. Me paro a menudo a hablar con ellos, sobre el trabajo que hacen o sobre otras cosas intrascendentes.
Pero el otro día me quedé impresionado, porque habían pintado una especie de cuadro con colores lisos rodeados de un marco con color dorado. Posiblemente en su día estaba previsto pintar escenas en ellos y por falta de presupuesto se quedaron en simples pinturas monocromas. El caso es que tras pintar el fondo de estos marcos, pusieron un plástico protegiéndolo con tal minuciosidad, que creo que tardaron más en poner esta protección que en pintarlo. Les pregunté porque lo hacían y uno de ellos, el que parece dirige al resto, me comentó que tenían un lema: Despacio pero firme, ningún paso atrás.
Mientras subía al despacho me quedé con la frase, y me dije a mi mismo que quizás esos pintores me habían ofrecido una gran lección en la elaboración de cualquier trabajo.
Así pues ya sabéis, cuando iniciéis un proyecto, aunque no sea pitar una escalera comunitaria, merece la pena plantear y distribuir los pasos a seguir y llegar al destino con paso firme, y quizás el truco de ese paso firme sea caminar despacio.

domingo, 2 de junio de 2013

La percepción del tiempo


El tiempo es una de esas variables mágicas que nos hace sentir que un segundo puede ser inmortal. El tiempo siempre está con nosotros, hagamos lo que hagamos, solo que a veces somos muy conscientes de él y otras veces no.
En la salida de la regata tenemos consciencia de cada segundo. Durante los planéos no parecen ni tan siquiera existir, sintiéndonos en una especie de nirvana eterno.
Está claro que las situaciones y las emociones nos hacen sentir el tiempo de manera diferente. No es lo mismo contar segundos cuando tienes mucha prisa, que cuando estás completamente relajado o en una actividad fluyente. Una regata en la que vas de mal en peor, se hace eterna y otra en la que todo sale bien, vas hacia adelante y ganas, parece una exhalación.
Dicen que cuando somos felices, cuando hacemos algo que nos gusta, cuando trabajamos en algo que nos apasiona, cuando disfrutamos, el tiempo parece evaporarse, simplemente pasa y seis horas parecen que hayan sido unos cuantos segundos. Podéis sentirlo en las regatas, cuando váis bien, cuando disfrutáis de la velocidad, cuando véis que todo sale como lo planificamos, el tiempo se acorta. Sin embargo cuando estamos cansados, cuando las cosas salen mal, cuando el error y el cansancio forman melodía disonante, el tiempo parece no tener fin.
A veces ser conscientes del tiempo, aprender a utilizarlo, nos puede permitir controlar nuestras emociones.